-Zas!!!
-Ehh! ¿qué pasa?!! - Respondió Osorio despertando bruscamente.
-¿Quién coño es Penélope? llevas dos noches nombrándola en sueños- espetó.
-¡Y yo que sé! - mintió él, -será la del bolso de piel marrón...
No se dirigieron más la palabra y ella se fue a trabajar dando un elocuente portazo.
Osorio decidió que aquello no podía seguir así, su obsesión por Palacete empezaba a ser
preocupante y decidió acudir a una clínica del sueño que había visto anunciada en un pop-up .
Cogió el 64 y se dirigió allá sin más dilación. El conductor, un tal Antonio, le saludó
con un acento inconfundible de Ciudad Badía al cual respondió cordialmente Osorio.
El autobús de Antonio diseño de alex
Se sentó en una butaca que dejó libre en aquel momento el revisor Raimundo junto a unos
enormes peluches. Raimundo se dirigió al conductor:
-Grande Antonio, cómo trazas las curvas, además arrancas y frenas con una suavidad
encomiable.
-Gracias Raimundo, tú has estado inmenso antes echando del autobús a aquellas ancianas.
A lo lejos, en un rincón, David, se masturbaba discretamente bajo el abrigo mientras
musitaba fórmulas de un antiguo rito hindú para prolongar el orgasmo.
Menos discreto aparecía Vito, dándole al tintorro mientras la voluptuosa Lula le observaba
con envidia jugueteando con unas piedrecitas al más puro estilo Bogart en "rebelión a
bordo".
Así llegaron a la calle Córcega donde subieron dos mujeres imponentes, Morgana y Petunia,
que, por la indumentaria, parecían salir de una afamada sala de fiestas que había frente a
la parada.
Morgana y Petunia poco antes de coger el autobús
Osorio alzó la vista y sus miradas se cruzaron, el flechazo fue instantáneo, Petunia se
disculpó ante Morgana y fue a sentarse junto a Osorio que había hecho hueco arrojando por
la ventana uno de los macabros peluches.
-Hola, dijo tímido Osorio.
-Hola, respondió Petunia.
-¿Como te llamas?
-¿Yo? pues... Pe... Pe..nélope. ¿Y tú?
-¡Vaya, qué bonito! Pues yo, yo... O...Ô
-¡Que nombre tan curioso!
-Sí, es una abreviatura -
...
...Y siguieron charlando de este modo tan animado hasta que se acercaron a su destino: la
famosa Clínica Del Sueño de los Doctores Be&J; Oliver, el antiguo socio murió en extrañas
circunstancias tiempo atrás.
Antonio el conductor echó pestes porque no podía estacionar en la parada que había frente
a la clínica ya que habían instalado aquella misma mañana una parada de Bicing y detuvo el
autobús atravesado en medio de la calle tras chocar brutalmente con la parada de bicicletas.
-Cagondios!!
-Qué bien blasfemas, Antonio.
-Tuve un grandísimo maestro, Raimundo.
Nadie pareció extrañarse de que todos los ocupantes del autobús se dirigieran al mismo
lugar aunque se lanzaban furtivas miradas. Todos excepto Petunia y Osorio, embriagados por
la pasión; éste último, en un arranque de deseo incontrolable, tomó a Petunia por la
cintura con ternura y la besó dulcemente...
La cosa fue más o menos así
-¡Corten! ¡Corten! gritó fuera de sí Elnan - el beso no era hasta la siguiente escena, ¿te
has vuelto loco?
¿Te has vuelto loco? ¿Te has vuelto loco? ¿Te has vuelto loco? - resonaba esta pregunta una y otra vez en la cabeza de Osorio que cayó desmayado.
Instantes después despertó en un camilla, un médico se acercaba a su rostro con un bisturí...
¡Continuará!
No os perdáis el próximo episodio que incluye la precuela : “Antonio una vida sobre ruedas”
|