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Sara Carbonero, Musa Oficial

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martes, junio 26, 2007

Palacete Spaghetti Western V By Corser Van Cleef

Sub, andando como podía apoyado a BE, se acercó hasta Corser, J y Morgana, que estaban sentados frente al Saloon.

-Te he visto bien, Sub. Duele mucho? Dijo Corser

-Joder si duele. Habeis visto a Pe? Desde esta mañana que no se nada de ella.

-Pues no, no ha venido por aquí, dijo Mo. Pero no te preocupes, ya aparecerá. Tú ves a que te curen eso, anda.

-Bueno, si la veis, decidle que la busco.

Cuando Sub se encontraba ya lejos, Corser miró a J

-Crees que sospecha algo?

-No, no creo. En cualquier caso, Pe ya sabrá que hacer, no te preocupes.


El duelo de las 13:00 entre Joan Clos y Fórceps no tuvo mucha historia. CF ganó con solvencia y llenó de plomo el cuerpo de su rival, que no tuvo ninguna opción. Cuando éste yacía ensangrentado en el suelo, pero vivo (El capitán se aseguró de no darle en ningún punto vital), Fórceps agarró un bote de gasolina y prendió fuego al pobre desgraciado, mientras le recriminaba algo de una zona verde. Finalmente y cuando éste yacía en el suelo entre llamas, orinó encima del cadáver humeante, ante el regocijo de las masas.

Joan Clos, siendo pasto de las llamas

Hasta el momento el espectáculo estaba resultando grandioso, pero eran las 13:56 y el forastero misterioso Sting no había hecho aparición todavía. Sin embargo a J se le veía muy tranquilo. Miró a Morgana, que estaba en primera fila y ésta le hizo un gesto de no saber lo que estaba pasando. De pronto, un jinete llegó al galope, montado en un corcel negro. Era Sting, que con un ligero y ágil salto, desmontó de su caballo, haciendo las delicias del público.

-Ya era hora, maldito! A sus puestos, ostias!, gritó Fórceps desde su poltrona.

Quedaban un minuto y se hizo el silencio. Quien era aquel misterioso hombre? Nadie sabía nada de él. Era muy parco en palabras, apenas le habían oído la voz y casi no se le había visto por el pueblo, a excepción de cuando le tocaba batirse en duelo. Ese halo de misterio que le rodeaba le había hecho subir muchos puestos en las apuestas. 30 segundos. J seguía estando muy sereno pese a estar jugándose la vida. 5 segundos. 14:00. Fuego cruzado. Incertidumbre. J cayó al suelo, con un balazo en el pecho. Sting enfundó de nuevo su revólver y alzó el puño en señal de victoria, arrancando una sonora ovación de los allí presentes. Be certificó la muerte de J, provocando una sonrisa maquiavélica en Fórceps, ya que éste era el banquero de Palacete y lo estaba matando a intereses. Ahora podría echar mano de las cuentas.

El tiempo pasaba inexorablemente, y el Capità Enciam y Corser estaban ya listos para enfrentarse. El cielo se había nublado en poco rato y una fina lluvia había empezado a caer, calando lentamente a los dos contrincantes. 5 minutos para las 15:00. Enciam se despojó entonces de su ridículo traje y se había quedado semidesnudo, ataviado únicamente con un tanga de cuero con una gruesa cremallera en la parte delantera y una camiseta imperio ajustada que le marcaba su prominente panza cervecera; pero su rival se mantuvo inalterable ante aquella imagen. Llegaron las 15:00 y Corser desenfundó su Remington 44 Special con velocidad vertiginosa y disparó tres veces sobre el pusilánime Enciam, que no tuvo tiempo apenas de reaccionar a tan magno movimiento de su adversario y cayó de rodillas al suelo, moribundo. Corser se plantó delante suyo, encendió un cigarrillo y lo miró con condescendencia. Alzó la mirada hacia un complacido Fórceps, que le indicó con el pulgar hacia abajo que terminara con él. Dicho y echo, la Remington volvió a replicar su característico sonido seco y los sesos del Capità Enciam quedaron esparcidos sobre la arena.

Bye, bye, Enciam

El torneo se iba aclarando, y las apuestas estaban al rojo vivo. El Burdel, también. Kim iba de culo sirviendo alcohol, incluso Chiringui, el streaper favorito de Fórceps y con quien el barman compartía momentos de soledad en las noches oscuras, tuvo que venir a echarle una mano. Tanta gente había superado las expectativas. RichiWichi había tenido que volver un montón de veces a buscar provisiones de fantacocacola, servesa fria y coco pelado al almacén, que luegol vendía ilegalmente entre el público. Entre unas cosas y las otras, se hicieron las 15:50 y Fórceps bajó a la arena para enfrentarse a su hijastro.

-Aun estás a tiempo de retirarte, imberbe descerebrado

-Que te den, pedófilo. Tuy yo tenemos cuentas pendientes

-Oh, ahora te haces el ofendido? Disfrutabas como una perra. Siempre pedías más.

-Cállate!! Tus días han terminado

-Como quieras, escoria. No tendré compasión porque seas ahora un tullido.

-Vamos hermano, no le hagas caso, tú puedes!” gritó Corser desde la tarima

A Sub la sangre le hervía por dentro. Su padrastro tenía razón en lo de su disfrute anal, pero nunca soportó que le azotara con el cinturón y le quemara con cera caliente. Pese a que iba cojo por la herida de la pierna, no iba a dar su brazo a torcer. Tenía que relajarse y concentrarse, sabía que podía terminar con él, aún a sabiendas de que era muy rápido. La lluvia había cesado, pero el cielo gris seguía amenazante sobre sus cabezas. Cayó un relámpago que distrajo por un momento a Sub. “Tienes miedo a la tormenta, nenita?”, dijo Forceps entre risas. No le hizo ni caso, no podía caer en su juego. Tenía ganas de dispararle en aquel momento, pero la guardia, que vigilaba desde los tejados, terminarían con él en un abrir y cerrar de ojos. Templó sus nervios. Un minuto. Sub inspiró profundamente, buscando la calma. “Vamos, vamos, lo he practicado muchas veces, no puedo fallar, no ahora”. 30 segundos. Ambos contendientes acariciaban el mango de sus armas. 10. “Tu hora se acerca, bastardo”, espetó el Capitán. 3,2,1. Fuego. Fórceps, por una décimas de segundo, alcanzó la mano en la que Sub tenía la pistola. Se retorció de dolor y hincó su rodilla en el suelo. “No eras tan rápido, ratita?”. Sub alargó el brazo para alcanzar su pistola, pero su rival se adelantó al movimiento y le disparó en la rodilla, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. En ese instante, Sub se hizo con su arma y disparó a Fórceps, que se había confiado demasiado. El disparo perforó la oreja del Sheriff, que se llevó la mano hacia ella, altamente sorprendido por dejarse alcanzar tan fácilmente. Enrabietado, disparó a Sub en el brazo y éste soltó su revolver. El Capitán se acercó hasta su hijastro y éste, cuando lo tuvo delante, le escupió. Fórceps le miró con desprecio. “Eres indigno de mi familia”, accionó el percutor de su Long Colt y le disparó entre los ojos. El cuerpo inerte de Sub se desvaneció en el suelo, causando estupefacción entre el público después de ver como CF acababa de matar a su hijastro con tanta sangre fría. “Hijo de puta!” gritó Corser. Intentó avalanzarse para rendir cuentas al capitán, pero Morgana, Sting y Elnan se lo impidieron. “Tranquilo tio, tranquilo, no hagas ninguna tontería, no la jodas ahora”. Fórceps sonrió y se fue, mostrando total indiferencia hacia el cadáver de Sub, que yacía inerte delante suyo.

Sub, versionando al Arrebato, minutos antes de su duelo con CF