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Sara Carbonero, Musa Oficial

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sábado, junio 23, 2007

Palacete Spaghetti Western IV by Corser Eastwood

Instantes antes de que empezara el primer duelo del día J, Ant y Elnan departían entre cervezas.

-No se como irá la cosa, pero aquí pasa como en la Champions, hasta octavos nada de interés.

-Si, habrá que tener paciencia hasta entonces. Habeis apostado ya?

-Ah, pero se puede apostar? Haberlo dicho antes, gañanes. Donde?

-Has de ir al bar de Kim, allí te explicarán como funciona todo.

Mientras Antonimus se alejaba, J se acercó a Elnan.

-Todo en orden, amigo?

-Está todo dispuesto, doctor. Se van a cagar.

-Hawhawhawhaw ©, rieron maquiavélicamente ambos.

Los duelos se sucedían uno tras otro, teniendo como ganadores a los principales favoritos y dado que ustedes no han pagado el PPV, les ahorraré los detalles. Sino, al Youtube falta gent.

Por fin amaneció. Palacete, lleno hasta los topes, con gente venida de todos lados, vestida con los colores oficiales de sus pistoleros favoritos, permanecía expectante a la salida de sus héroes. Al rato, hizo aparición Fórceps, ante el griterío de todos, escoltado por su guardia pletoriana y con gesto de asco al ver todo el gentío, montado en su carruaje oficial. Detrás de él entraron a la plaza los participantes, provocando un rugido ensordecedor de las masas, que aplaudían y jaleaban a sus ídolos. Una vez acomodados en sus respectivos sitios en lo alto del escenario montado para la ocasión, el padre Oscarini tomó la palabra.

-Hola hermanos y hermanas, desgraciados todos. Bienvenidos a la fase final del I Torneo de Duelos de Palacete City. No quiero extenderme en gilipolleces, asi que Raimon llevará a cabo el sorteo para deleite de ustedes. A sus pies, señora.

Raimon, vestido de azafata, con un corto vestido rojo, zapatos de tacón y muy pintado, agarró dos bolas al azar.

Rai, preparado para llevar a cabo el sorteo

“Sub contra Parado a las 12:00”. Repitió el proceso. “Forceps contra Joan Clos a las 13:00”, “Sting contra J a las 14:00” y “Capità Enciam contra Corser a las 15:00”. Los ganadores del primer y segundo duelo, se batirán a las 16:00, y los del tercero y cuarto a las 17:00. La gran final, mañana a las 14:00. El gentío volvió a rugir y a piropear a Raimon que cual estrella de rock, se lanzó al público para que lo zarandeara.

Mientras tanto, Sub se miraba detenidamente al misterioso forajido que respondía al nombre de Sting. Pese a que apenas se le veía la cara por llevarla oculta tras un ridículo pañuelo de lino amarillo, sus ojos, su expresión le resultaban familiares, pero no atinaba a descifrar quien era.

Después de las diversas actividades programadas por CF que incluían bailes de can-can, botellón, concursos de chistes verdes, actuación de Drag Queens y un reportaje sobre las tierras teutonas, saltó a la palestra el padre Oscarini. Después de un discurso apocalíptico acerca del poco tiempo que les quedaban a todos y que arderían en el infierno por los restos, dio paso al primero de los duelos: Sub vs Parado.

Rummi, Forceps y Rai, paseando por Palacete City

El viento soplaba desde el noroeste y hacía que se levantara mucho polvo, pero los dos contrincantes aguantaban estoicamente sin apenas pestañear, les iba la vida en ello. Subby levantó la vista hacia el vetusto reloj. No recordaba haber tenido aquella sensación de eternización del tiempo. El sonido del segundero le golpeaba el cerebro como si de un mazo se tratara. Caían los segundos uno tras del otro, pero con una lentitud exasperante. Parado, sin embargo apenas se inmutaba. Una gota de sudor le cayó lentamente por la cara hasta alcanzarle la boca. Apenas deparó en ese hecho hasta que el amargo regusto salado le invadió las papilas gustativas, pero no hizo ningún gesto. No podía permitirse la más mínima distracción. 20 segundos. 19. 18. 17. Los dos contrincantes acariciaban sus pistolas, listos para desenfundar cuando dieran las 12 del mediodía. El calor era asfixiante y el aire seco, pero allí estaban, jugándose la vida por un puñado de dólares. 10 segundos. Nunca llegaba. La tensión aumentaba, los músculos se les entumecían, el ritmo cardíaco iba in crescendo. 5 segundos. Las manos listas para disparar. 3.2.1. Clack, las 12:00. Parado sacó su Colt 44 con premura, pero se le encalló en la funda. Confusión. Un disparo. Sub estaba bloqueado por la tensión, pero desenfundó sin dificultad. Apretó el gatillo. La bala pasó silbando junto a la cabeza de Parado, que se había agachado, fruto del tiro que torpemente se acababa de dar en el pie. Gritó de dolor, pero se rehizo y desde una posición lateral armó el brazo y disparó de nuevo. En ese mismo instante, Sub cargó su Smith&Wesson con la mano izquierda y volvió a disparar. 1,2,3,4,5 disparos. Se hizo el silencio. Murmullos de expectación. Ambos contrincantes cayeron al suelo. El público enmudeció. Estaban muertos los dos? Pasaron unos segundos y Sub empezó a moverse, entre el griterío del respetable. Intentó reincorporarse, pero una punzada de dolor le hizo abandonar. Le habían alcanzado en el muslo de la pierna izquierda. Confuso, se detuvo un momento y empezó a palparse para ver si le habían alcanzado en algún otro lugar. La tensión todavía predominaba en su cuerpo y no sentía apenas nada. Todo correcto. Un enorme alivio, pero la pierna le dolía horrores. Se sentó y levantó los brazos en señal de victoria, haciendo rugir nuevamente a las masas. “Soy el puto John Wayne!!”, gritó. Parado, por su lado, no se movía. Salieron las asistencias, encabezadas por el Doctor BE y examinaron el cuerpo. “Está vivo!”, exclamó Doc, provocando una reacción en la gente en forma de aplausos y palabras de ánimo. Bang! Ooooh de sorpresa. Silencio. “Ahora ya no”, espetó Rai mientras empuñaba su humeante rifle Winchester. Fórceps, embargado por la alegría, se levantó de su sillón presidencial y gritó “Titán!!” mientras aplaudía con fuerza. El público en su característica actitud borreguista, rugió nuevamente, mientras coreaban “Rai-mon!, Rai-mon!”. “Te amo, cabronazo!”, dijo el Sheriff. Su amado le respondió lanzándole un beso al aire y sacándole la lengua, moviéndola de manera lasciva. Acto seguido se dirigió a la gente: “Aquí el que pierde, muere, entendido? Pues eso.”

Rifle Winchester. Nótese la gran documentación aportada por el autor