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Sara Carbonero, Musa Oficial

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lunes, mayo 07, 2007

Un hombre debe pagar sus apuestas


El hecho de que J se olvidara por completo de todo cada cinco minutos fascinaba a Rai.

- De aquí tengo que sacar tajada como sea- pensó Rai para sus adentros. Tomó a J de la mano y lo llevó tras unos arbustos.

- J, ¿qué hay de lo mío?

- ¿Cómo dice?- respondió J con estupor.

- ¿Has olvidado que me debes una limpieza de sable de nuestra última apuesta?

- ¿Cómo?

- El Barça se cargó al Liverpool, así que me debes una desastascada.

- ¿No pasó el Liverpool? Jugaría que los ví jugar el otro día contra el Chelsea.

- Claro, la Charity Shield, o la Carling, o su puta madring. De rodillas.

J accedió entre disgustado y curioso. Rai contemplaba la escena con gesto de orgullo, apoyando ambas manos sobre su cadera. Le sorprendió gratamente la sospechosa habilidad de J en el arte de la ingesta de pene.

Hay cosas que no se olvidan, como montar en bicicleta- gimoteó Rai.

Mientras tanto, Parado había decidido descansar otro par de horas, tras haber estado podando las margaritas de Palacete durante unos buenos diez minutazos. Agazapado bajo un bonsái, había contemplado toda la escena entre J y Rai, con un apestoso celta corto entre sus labios y ambas manos en su esfínter hasta la altura del codo.

- Me dejas al olvidadizo un rato, Rai?- acertó a balbucear Parado, con los ojos entornados y una absurda expresión de bobalicón en su rostro.

- ¡Quita, tarado!- voceó un sorprendido Rai, molesto por la interrupción.

Procurando no alejar demasiado su glande de la campanilla de J, Rai consiguió hacerse con una piedra y se la tiró a Parado para ahuyentarlo, acertándole en pleno bulbo raquídeo.

- Ga, ga, ga, ga- masculló Parado desde el suelo, pataleando y con su puño en la boca.

Veinte minutos y cuatro apuestas saldadas más tarde, Rai tuvo a bien acercarle a J una caja de kleenex, y le instó a que le siguiera.

- J, te hemos hecho venir hasta aquí porque Rummi ha abandonado el país para ir a cubrir el gran premio de la república checa de motogp. Dice que quiere reflotar no sé qué parida de porra, y que su presencia en los grandes premios es vital para no sé que clasificaciones.

Lo importante, y aquí es donde entras tú en acción, es que Rummi era la pareja de mus del Capitán Fórceps, y ahora no podemos empezar la partida de esta tarde. Y, claro, los carajillos y los palillos ya están preparados, y no es plan de echarlo todo a perder.

“Zapatillas”, del Canto del Loco, interrumpió la conversación. Rai se alejó suspensión cautelarmente de J y descolgó su móvil:

- Oiga, ahora no puedo hablar. Pero todo está bajo control. Lo tengo aquí conmigo. Tenía usted razón, la excusa de la partida de mus ha sido cojonuda.

Al otro lado del hilo telefónico, un ser enigmático, calvo y feo rió con estruendo y acarició la cabeza de su gato, perdón, de su sicario. Ordenó a éste último que se desamorrara del pilón y que se retirara, que tenía asuntos muy urgentes que tratar:

- Sicario, desamórrate del pilón y retírate, que tengo asuntos muy urgentes que tratar.

Mientras, en Palacete…

- Perdona, J- dijo Rai. ¿Por dónde íbamos?

- ¿Usted quién es? ¿Le conozco?

- Buuufffffff- se quejó Rai. Esto va a ser más difícil de lo que yo creía.

¿Recuerdas que aún tienes que pagarme nuestra última apuesta?