He was despised and rejected of men
(leer mientras suena la música)
He was despised
a man of sorrows,
and acquainted with grief.
Llevaba ya 17 años pudriéndose en la cueva y todavía resonaban en la mente de Rumuròlogus las palabras que pronunciara Oscarini al ser elegido Papa tomando el nombre de Botarate Sétimo. Cada vez que recordaba esa escena, la mente de Rummi se disociaba, sus ojos desprendían amargas lágrimas, y su estómago respondía con náuseas, sobre todo muchas náuseas.
Rumuròlogus, ese reverendo gordinflón que se había criado entre la miseria de los barrios de chabolas de Palacete, que había sobrevivido durante su infancia merced a los mendrugos de pan y mondas de patata que obtenía rebuscando entre la basura, que había ingresado en el Seminario gracias a sus conocimientos de griego, y que había finalmente entrado al servicio de los señores… Rumuròlogus, Rummi, que durante siglos había hecho todo lo que le habían pedido los Fórceps, había perdido la batalla del Papado contra un contrincante todavía más ruín que él.
Detalle de la chabola de
la familia Rumuròlogus Expósito
Rummi, que había evangelizado a millones, que le había proporcionado a Fórceps los mejores efebos, que tantas tardes, para contentar a Mono, había hecho el perrito corriendo por las dependencias de Palacete a cuatro gatas y ladrando… Él, que había ejercido de chacha malpagada, de azafata, de portero, de soplón, de carbonero, y de lo que hiciera falta. Él, que había renunciado al sexo activo pero que se había dejado percutir hasta los tuétanos…
Cuenta la leyenda que el Señor envió un rayo
tractor (ver Star Trek) a la cueva de Rummi y se llevó
lo que quedaba de su alma directamente al Purgatorio,
sin pasar por la Casilla de Salida y sin cobrar las 20.000
Pero Rummi sabía muy bien quién era Oscarini. Un brocker sin escrúpulos que había hecho cuatro cuartos vendiendo acciones de Yoko Ono cuando estaban sobrevaloradas y que luego supo invertir con acierto es mísero capital en varias sociedades piramidales (El Buitre®, Chamartinasa®) que a la postre le convertirían en el ser más acaudalado e influyente de Palacete tras despellejar con ello a trillones de pequeños ahorradores.
Desde entonces, cada vez que los Fórceps se arruinaban, ahí estaba Oscarini ‘caixacobri’ para sacarles las castañas del fuego. ¿Deudas por juego y putas? Llamadita telefónica a Oscarini… ¿Deudas por la enésima remodelación de Palacete encargada por la ociosa Mono? SMS a Oscarini…
Y éste, frío como un témpano, supo jugar sus cartas y aguardar el momento de máxima desesperación financiera de los Fórceps para clavarles el aguijón que guardaba desde hacía años y exigirles una ‘justa’ contraprestación por su apoyo económico pasado y, sobre todo, futuro.
Y así fue como Fórceps no tuvo más remedio que sacar la plaza de Papa a convocatoria.
- No debes estar preocupado. Ya te dije que la elección sería competitiva, se basaría en criterios objetivos, e iría en función del CV. - le había asegurado la Señora horas antes de abrirse las plicas.
- Yo tengo más hondura teológica que Oscarini, mi señora, que todavía piensa que un Padre Nuestro es
Evidentemente, hubo fumata blanca (jaja) y la plaza de Papa fue adjudicada por unanimidad a Oscarini. Éste, triunfante y pletórico como nunca, y tras aprender rápidamente cuatro nociones elementales de latín y agarrar con fuerza el báculo adornado con la efigie de Bernabéu esculpida en madera de ciprés, salió al balcón mayor de Palacete a bendecir a los feligreses, ahora ya sí, por fin, como Botarate Sétimo. Y allí fue donde pronunció el que sería el dogma de su Papado, el célebre ‘Brevis oratio et longa manducatio’.
aprovecha la ceremonia de proclamación de Botarate
para saludar a Rummi desde el balcón
Morgana, otra que quiso despedirse del pobre Rummi
Ese día, Rummi no tuvo más remedio que tomar la decisión de exiliarse a las montañas a evangelizar conejos. Ya sólo le quedaba llorar amargamente en la cueva, torturarse con esos recuerdos para toda la eternidad, y azotarse incesantemente con el látigo que le había regalado la Señora antes de partir.
para conseguir la mejor pegada
Por ello Rummi yacía ahora solo, muerto de frío, inoculado de odio y rabia y dolor y pena y sufrimiento, y con la piel hecha jirones y la carne viva asomando aquí y allá de tanto homenaje con el látigo. Con la única compañía de su fiel oveja Blanqueta, de cuya ubre se alimentaba láctica, espiritual, y sexualmente… Rumuròlogus, finalmente, había perdido la fe.
Y sus gritos, procedentes del interior de esa cueva nauseabunda, resonarían cada noche en la inmensidad vacía de las montañas por los siglos de los siglos:
- DÉU MEU!! PER QUÈ M’HAS ABANDONAT??
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