Acto seguido, el astuto BE empezó a ponerse algodoncitos desmaquilladores dentro
de los calzoncillos. Cuando vio que la cosa ya abultaba lo suficiente, se volvió
a subir la bragueta i se irguió de su butaca para recibir a Morgana.
Sonaron dos enérgicos golpes en la puerta.
–Pase –dijo BE. Y entró Morgana con su ajustado vestido de raso negro y escote
hasta el tobillo. Algo que BE tuvo que contener se revolvió entre los algodones.
- Deseaba algo, mi maestro –inquirió ella.
- Si, claro, tome asiento por favor. –Morgana vio con pavor que en la sala de
monitores no había sillas al uso. En su lugar, el pérfido D. BE había dispuesto
varias camillas de ginecólogo (su antigua profesión antes de Maligno, de la que
salio rebotado y con problemas con el Colegio) alrededor de la mesa de controles.
- Veo que se ha fijado en el mobiliario –apuntó BE –me gusta que mis invitados se
sientan cómodos y se abran a mi. –Morgana se puso en posición y empezaron a hablar.
- Srta. Morgana, tengo grandes planes para usted. Puede ver ese tablero de ajedrez
con una partida empezada? Nosotros somos las negras. De momento, solo con un
caballo, ya nos hemos comido algunos peones del enemigo. Es hora de que empiece
a mover a mi reina.
- No le sigo, Dr.
- Intentaré explicárselo con un símil: Puede ver usted esta pantalla donde hay una
partida de hundir la flota empezada? De momento les hemos hundido el submarino.
Es hora de que apuntemos a D5 y vayamos a por su acorazado.
- Sigo sin entenderle, doctor.
- Si, es muy fácil: ha visto usted El imperio Contraataca? Pues debemos lograr que
Lando nos entregue a los rebeldes y usted será mi Buba Feet.
- Oiga, quiere ir al grano? Me le va a dar un aire al coño con tanta palabrería.
Que tengo que hacer?
- Diríjase al Palacete y abra éste sobre con instrucciones. Cuidado! Se
autodestruirá en n segundos.
- Ya era hora! Me largo tio raro! Ya le contaré.
Y así, la temible Morgana partió, con precisas instrucciones, hacia el Palacete.
Alex, que había espiado la escena con el corazón en un puño, esa misma noche
mojaría la cama en un intento inconsciente de captar la atención de su amo.
Mientras, en el Palacete, en un intento de contener la epidemia, se impuso la ley
marcial. Toque de queda a las 04:00 a.m. y prohibiciones varias. Además se
aceleraron varias leyes de salud pública, control de la población y de seguridad.
Antonimus saco adelante sus dos proyectos de ley estrella: La celebrada LMO (Ley
de Masturbación Obligatoria), y su contrapartida, un radical giro a la derecha
en la política del Palacete, la LTR (Ley del Tacto Rectal).
Su aplicación fue inmediata, y en el caso de la primera, se aplicó el principio de
retroactividad, por el cual, las gentes de Villa Fórceps debían ponerse al día en
un mes en retrasos de hasta 400 masturbaciones. Curiosamente para un sitio
particularmente anárquico, nadie infringió esa ley. Otra cosa fue la LTR. Se
dispusieron controles en cada puerta del Palacete, donde una docena de gorilas
con dedos como morcillas efectuaban las inspecciones a cada transeúnte. Su labor
fue especialmente ardua en tiempos de epidemia, ya que la sífilis diarreica hacia
crecer exponencialmente el peligro para los inspectores.
El panorama era dantesco. Quien haya leído La Peste, de Camus, puede hacerse una
idea de los horrores que tuvieron que vivir los habitantes del Palacete. Desde el
KO de Penélope, la gente se encerró en sus casas y sólo salía cuando Fórceps
hacia su desfile de la victoria semanal arrojando pétalos de rosa y monedas de oro
a los pies de la plebe. El miedo al contagio se hizo patente en todos los ámbitos
de sus vidas. Solo se comía productos enlatados, se bebía Coca Cola, que lo mata
todo, y la fornicación se practicaba desde habitaciones separadas.
El gobierno, viendo peligrar la economía y harto de que interrumpieran la Champions
con avances informativos sobre el estado de la epidemia, se propuso acabar con el
virus por la vía rápida: Se creó una brigada de higiene publica y control de
salubridad. Estaba integrada por Raimon y un mocho, y su misión consistía en fregar
todas las calles e ir recogiendo los cadáveres de aquellos que no habían puesto su
vida en manos de una mutua privada.
Rai, horas antes de contraer el virus del tifus
Otra de las medidas que tomaron los oligarcas fue la de tranquilizar a la población
a base de mentiras. El objetivo era que el consumo no bajara, y para ello, los
habitantes del palacete debían seguir acudiendo al zoco que se encontraba extramuros,
centro neurálgico de la economía del Palacete. Se encargó el Ministro de Sanidad
Publica y Deportes, Eldeu, de convocar una rueda de prensa, a la que acudieron los
mas importantes reporteros del mundo de la salud, y como no, aquellos de colmillo
más retorcido. La primera andanada fue la de Bañeres:
-Ministro Eldeu, para cuando tendremos resultados en la lucha contra la epidemia?
–a lo que Eldeu repuso:
-Mirusté, las notas hay que ponerlas a final de temporada.
-No es cierto que la enfermedad es tratable, que existe vacuna?
-Que se sepa, en el mundo de las epidemias, que no hay enemigo pequeño.
-Como hemos llegado a todo esto? No había medidas de contención dispuestas?
-hemos luchado, lo hemos dado todo, lo teníamos controlado, pero al final, la
epidemia ha tenido suerte…
- Como prevé, señor ministro, que acabará la epidemia.
-Al final, en esto de la salud, gana quien mata más gente.
-El recuento de muertos es alarmante. Estamos ante la variedad más mortífera de
ésta enfermedad?
-Si, es una enfermedad que parece que no hace nada en todo el tiempo, y al final,
te mata en una sola jugada.
-La OMS esta colaborando con el ministerio?
-A la OMS solo le pedimos que de y quite a todos por igual. Creemos que de momento
nos está perjudicando en acciones puntuales.
-Acabará ésta enfermedad con el palacete?
-Hasta que pitido final no hay nada decidido. Vamos a luchar hasta el último segundo.
Muchas gracias.
Eldeu (segundo por la izquierda) en plena rueda de prensa
El mensaje caló en la población. La claridad con que se garantizaba el control de la
situación dio tranquilidad y optimismo al populacho y Eldeu, de vuelta al ministerio,
fue sometido a una inspección rectal. Éste Antonimus es pegadizo. Como achica el tío.
No me he podido ir de su puta ley ni una sola vez… Luego, se fue a ver a Pene, que
seguía en coma. Con ella, velándola, estaba Jordi. Eldeu irrumpió en la sala,
todavía incomodo por los calzoncillos que se le habían metido dentro.
–Como va eso, Jordi?
–Sigue estable –respondió éste –lo que ya es mucho, tratándose de Penélope.
–y Sub donde anda? Creí que estaría aquí llorando la muerta… estooo cuidando la
enferma…
-Estaba, pero como esto es mas bien aburrido, se ha largado a hacer unos futbolines
con el Mariscal. Dice que le avisemos si se mueve algo. Yo, aprovechando que no
tengo que dar conversación ha nadie, sigo con mis cálculos. Ayer me instalé el nuevo
Megafiredriver Eon Plus II para Ubuntu, que Microsoft ha lanzado esta mañana, y
ahora computo que me las pelo.
– Y que, has encontrado algo nuevo?
- No sabría decirte. Estoy terminando. Todo empezó cuando el Capi se cepilló al pobre
Salanova y le arrebató su primera virginidad (ver Episode II).
A partir de ahí, hay una vorágine de relaciones sexuales a 2, 3, 5 o 15 bandas, de
todos con todo lo que se menea. Hasta yo he metido alguno de mis puertos USB en
algún slot.
- Si, se te nota que tu también te has contagiado, tienes el template un poco palido.
- Si, luego iré a que me lo vean. De momento mi deber es para con Penélope. Una tía
que me encuentra caballeroso, hay que cuidarla, coño. Ah! Por fin! He terminado mis
cálculos. Parece ser que en algún momento alguien usó un condón pinchado en Pene.
-Jordi, los condones normalmente se usan en el pene.
-No, no, en Pene-Penélope. De ahí que fuera la primera en caer enferma. Pero hay dos
cosas que no encajan. En el capitulo 320 de CSI Benidorm ya ocurría algo así: Es
difícil pinchar un condón de titanio de 30mm de grosor como los que usamos en el
palacete. Se necesita tecnología de la que no disponemos por aquí.
-Y la otra? Qué otra cosa no encaja?
-Fácil: quien contagió a Pene pilló la sífilis diarreica togoleña fuera de los muros
de éste palacio, y debería haber enfermado antes que ella. Y Pene fue la primera en
caer. He cotejado mediante cámaras de seguridad los últimos encuentros sexuales de
Penélope dentro del periodo de incubación de la enfermedad, que según la Frikipedia
son 2 días. Fueron, de más reciente a más antiguo: Fórceps, Ant, Sub, Alex y Oscarini
y hay que mencionar una mamada a Parado. Todos ellos han enfermado hasta el punto
que ha habido que amputarles los genitales. Todos excepto Alex, que está en paradero
desconocido desde que se la benefició.
-Joder aquí moja todo el mundo menos yo. Sigue.
-No hay mucho más que añadir. Hay que encontrar a Alex y mirarle el pijo. Si se le
ha desintegrado, habrá que interrogarlo, y si no, habrá que interrogarlo con
crueldad.
-Ok, aviso a la guardia y montamos la expedición. Puedes triangular dónde se
encuentra Alex?
-Fácil. Isla Perejil. Laboratorio del Dr. BE, un ginecólogo retirado. Latitud 40º
Longitud 3cm.
Y así fue como se montó una expedición a la isla de Perejil, capitaneada por Fórceps
y su séquito, en pos de la verdad y media docena de huevos que le encargó Mono.
Partieron con el carrito del helado, el vehiculo más veloz del garaje imperial.
Cuando salían por la puerta principal, por la lateral Morgana era sometida al tacto
rectal preceptivo para el acceso a las dependencias de palacio. Una vez dentro,
abrió el sobre con sus instrucciones y leyó. “2 de leche, 1 de vichi, 2 de lentejas,
zanahorias, medio costillar, vernel, 2 de kellogs, piña en almíbar, yogures con
fibra, 2 bricks don simon”.
“Este tío es imbécil”, pensó para sus adentros. Rompió la lista y empezó su labor de
sabotaje. La primera habitación a la que entró, fue aquella en que Penélope era
mantenida con vida artificialmente.
Mientras esto sucedía, tras su viaje, en busca del medio centro defensivo, Joan CG y
Rumoroleg llegaron a palacio, con un chico rubio encadenado.
-Abrid! Hemos triunfado!!! Nuestra búsqueda ha llegado a su fin! – Gritó Joan.
- Traemos a Gago- gritó rumoroleg con júbilo.
Al ver que nadie abría, que nadie salía a recibirles, que Gago era recibido con
indiferencia, entraron por sus medios y el panorama que vieron en el patio interior
del Palacete les heló el alma.
Preguntaron a Raimon, que, agotado, se sostenía como podía a su fregona. Balbuceando,
les puso al corriente de la grave situación.
Mientras, en ese mismo instante, Alex era despellejado a latigazos por su señor por
haber olvidado el yogur con fibra.
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