Y así fue como el Dr. Be se configuró como nuevo malo oficial de la saga, tras unos episodios en que el vacío de poder en el bando malvado convirtió el palacete en una deformación sado-maso de la Casa de la Pradera.
En su maligna mente pergeñó su primer plan maléfico para putear a Fórceps, que le permitiría ir adquiriendo notoriedad y subiendo en el escalafón hasta superar a su inmediato superior, ni más ni menos que Luis Aragonés. Pero no podía hacerlo solo. Necesitaba el típico ayudante imbécil que, aun dictándole milimétricas instrucciones, fuera capaz de mandarlo todo al traste.
Tras un exhaustivo casting por el que desfiló, entre otros reconocidos border-lines, el afamado trío de las Azores, Be se decidió, al fin, por Alex Luthor, un pobre patán, de profesión, pintamonas, que le convenció con un retrato hecho con el número 64. Be, que reconocía el talento al primer golpe de vista, quedó impresionado y no hacia más que preguntarse de qué sería capaz su nuevo fichaje con el 69. El Doctor estaba preparado.
Mientras, ajenos a la conspiración que se cernía sobre sus cabezas, Oscarini, Fórceps y Antonimus se turnaban a Penélope, al tiempo que Alex empezaba a ganarse su confianza, poniéndose primero en el trenecito, y a socavar su unión pinchando los condones. Las consecuencias del primer movimiento de Be serían dramáticas para los habitantes del palacete…
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