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domingo, abril 13, 2008

Las ruinas de Palacete: Episodio piloto, by Rai


Miles de turistas se agolpaban a las puertas principales del recinto histórico de Palacete ese día del mes de julio del año 2008. A pesar de que tan sólo eran las 7:30 de la mañana (si no ibas pronto era prácticamente imposible acceder), los visitantes ya sudaban de lo lindo. La mayoría había reservado su entrada con dos años de antelación. Y no abrían hasta las 10:00…



Una hora y media más tarde, la familia Clark lograba llegar a las taquillas.

- Número de reserva? (sin número de reserva era casi imposible conseguir entrada)

- 809984934883492849284928492184284.

- Correcto. Jim Clark, Pamela Clark, y Tobby Clark, es así?. Bien, qué paquete desean?

- Queremos verlo todo, dijo el pequeño Tobby.

- Todo? Necesitarías 4 o 5 años, mocoso! - espetó la taquillera. - A ver, la entrada general son 820 gaúchus, y da derecho a ver el Palacio Real, las Caballerizas de la Reina Keksi y la Torre del Doctor BE. La visita lleva unas 5 horas…

- 820 gaúchus…! - resopló Jim Clark, pater familias… - Eso son unos 700 trillones de mois! Pero bueno, ya que hemos llegado hasta aquí… A ver, qué paquete nos recomienda a parte de la entrada general?

- Hay más de 50 paquetes! No pretenderá que se los cuente todos? No ha visto la cola? Veamos, de cuánto tiempo disponen?

- Sólo de un día, hoy concretamente - se atrevió a bromear la guapísima Sra. Clark.

- Un día… deje que piense. Miren, el paquete 14 es bastante completo, pero significa 570 gaúchus más por cabeza. Da derecho a visitar el Museo Corser…

- Qué coño hay ahí?

- Ah… el Museo Corser es una de las joyas de la ruinas, ya que contiene la colección de miniaturas más importante del mundo, con piezas tan valiosas como los huevos disecados del Gran Vito, el cerebro de Rummi... Necesitarán lupas. Han traído?

- Pues no…

- Pues 15 gauchus del ala más. Sigo… decía que con el paquete 14 pueden visitar el Museo Corser, el Harén Real con la colección de bustos de la esclava Penélope, la Pinacoteca Palacetense, la Sala de Torturas de Rai el Esquilador, el Tesoro, y algunas de las estaciones de metro que siguen casi intactas, claro, amén de otras maravillas. Por cierto, querrán audioguía?

- Sí, claro, con tanta cosa que visitar…

- De acuerdo. Tres audioguías serán 75 gaúchus más. ¿Algo más?

- Nada más, señorita, sentenció Jim Clark acercándole la VISA a la taquillera. - Su mente se había quedado en blanco pensando en cómo iba a hacérselo para pagar ese facturón. A su mujer y a su hijito cabrón les preocupaba una mierda el precio de las entradas.

Quedaba todavía una hora para que abrieran las puertas y el calor empezaba a ser realmente sofocante. Los tres integrantes de la familia Clark, llegados dos días antes desde Orlando Florida, se colocaron la audioguía y procedieron a escuchar la introducción.




Señoras y señores, dentro de pocos minutos tendrán la oportunidad de visitar los restos históricos más importantes del mundo: las ruinas de Palacete. Dentro de las mismas les espera una constelación de maravillas arquitectónicas y una miríada de anécdotas increíbles sobre las gentes que lo habitaron a lo largo de tantos milenios y tantas dinastías de reyes, emperadores, y conducátors.

Las ruinas de Palacete abarcan una superficie de 420.000 km cuadrados (como 7 veces el estado de Alabama), y se cree que todavía quedan muchos restos por descubrir. Lo que era el Palacio Real, principal monumento, llegó a tener en su época de mayor esplendor una superficie equivalente a 15.000 veces la ciudad de Minesotta, y los arqueólogos creen que en su cúpula cabían hasta 200 basílicas como la de San Pedro. Si uniéramos con bombillas todo el perímetro de la extensión visitable actual, podríamos iluminar el Sistema Solar 451 veces…

- Oooooooh, exclamaron los Clark.

Y si quisiéramos llenar con pepinos todas las cisternas de agua y de grano de Palacete, necesitaríamos recolectar la cosecha de esta cucurbitácea durante 25.000 años. Por otra parte, existen pruebas de que la Torre Espiral de BE llegó a hacer 384.000 km de altura (como la distancia entre la Tierra y la Luna, de ahí el carácter lunático de su ocupante).




Y por supuesto, podrán (por una cantidad extra irrisoria de gaúchus) sobrevolar con bimotor los millones de cráteres dejados por el sinnúmero de bombas termonucleares que hicieron falta para destruir lo que durante milenios pareció y de hecho fue una fortaleza inexpulgnable donde reinó el lujo, la lujuria, el vicio, la crueldad y todos los pecados que puedan y no puedan ustedes imaginarse.

A lo largo de las próximas horas verán cosas que nunca se habían imaginado, y cuando lleguen a sus países de origen e intenten explicarlas, nadie les creerá.

Embriagada por la ilusión de la visita, la familia Clark no era consciente de cuán cierta iba a resultar esa última frase para ellos y especialmente para el pequeño e inquieto Tobby…