La botigueta de l'Alex

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Que Grande es el Cine, by Elnan

Palaceteños

Sara Carbonero, Musa Oficial

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lunes, septiembre 03, 2007

The Kafka's Return, by Emili


Sub de Palasete estaba observando fijamente la cornamenta de su última víctima en el salón de palacete cuando le entró el sueño, consecuencia de ingerir una mezcla de aguardiente y pastillas Juanola. En fin, cosas propias de Sub y punto.

Cayó pues exhausto mientras el mundo de los astados que tenia enfrente iba difuminándose de manera progresiva en su retina. Poco tardó en entrar en estado semi-comatoso cuando la fase rem hizo acto de presencia, momento en el cual empezó a vivir una auténtica pesadilla que ni las de freddy kruger.

Se encontraba en el propio lago asul, si, aquél lago al que en su dia no habian podido acceder gracias al salpicharcas de Raimon. En esas que se en encontró frente a frente con el barón de Rummiant ahora sin las famosas astas, quien en un alarde de amabilidad le acompañó a la misma orilla del lago. Nuestro protagonista accedió muy gentilmente y sin rechistar.



Una vez allí el pastor au velletero le susurró que mirara hacia la superficie del lago cual espejo del recibidor de su casa. Dicho y hecho. Se inclinó y observo el liso lienzo asul que decoraba la verde campiña cuando el reflejo se transformó en el rostro del capitan, no, el capitan Haddock no, el otro famoso capitan. Como consecuencia de este imprevisto le dio una especie de shock fulminante que le dejó unos segundos groggy, segundos que fueron aprovechados por Rummiant para empujarlo sin contemplaciones al remanso acuífero como vil vendetta por los reveses recibidos a manos del comandante.

El inclito de Sub cayó de bruces al agua y empezó a chapotear de manera indecente y a pedir ayuda al señor de la varita y la charca de renacuajos que el dia anterior habia encontrado cerca de aquellos parajes.

Estaba maldiciendo su vanidad para con su adversario, creia que haberle arrancado la cornamenta después de la gloriosa noche de autos en el casino le habria hecho ganarse el cielo de manera definitiva...pero sucedió todo lo contrario por su exceso de vanidad palasetenya.

Por fortuna para la victima todo resultó ser un sueño convertido en pesadilla y en esas que se ahogaba despertó cual bicha ardiendo con profundas palpitaciones y sudores de muerte que transpiraban a través de los poros de su escamosa piel.

Cuand despertó acto seguido fue a mirarse al espejo de la habitación y su sorpresa fue mayúscula cuando vio reflejado en el mismo la pavorosa figura de un cocodrilo.

Era Corser.