El pastor Rummy i su manso rebaño de au velletes entre las cual estaba
un servidor fueron hacia el gran lago asul de impolutas aguas que
coronaban un pequeñó repechón. Estaba con la resaca de la anterior noche,
quizá demasiado agitada para su cuerpo ¡vive Romario! y más después de
perder una serie de partidas al billar a cinco bandas y un lazo en las
cuales no habia ofrecido una buena imagen al respetable. Su gran
contrincante Sub de palacete por la obra y gracia de Dios acababa de recibir el
gran premio Botarate Séptimo por su contribución desinteresada al
espectáculo ofrecido de manera gentil.
un servidor fueron hacia el gran lago asul de impolutas aguas que
coronaban un pequeñó repechón. Estaba con la resaca de la anterior noche,
quizá demasiado agitada para su cuerpo ¡vive Romario! y más después de
perder una serie de partidas al billar a cinco bandas y un lazo en las
cuales no habia ofrecido una buena imagen al respetable. Su gran
contrincante Sub de palacete por la obra y gracia de Dios acababa de recibir el
gran premio Botarate Séptimo por su contribución desinteresada al
espectáculo ofrecido de manera gentil.
La soberana paliza que llevaba encima el pastor Rummy reflejada en su
rostro hacia intuir a las buenas gentes palaceteñas que la gran sala de
juegos era el lugar donde se concentraban todos los mercenarios de la
galaxia, algo así como Moss Eisley y su famosa cantina, en Tatooine
¡vive Jan laporta más Solo que la úna!
Sub le acompañaba renegando continuamente a pesar de su contundente
triunfo espetando tacos irreverentes mientras observaba un elemento
sospechoso que sobresalía allá en lo alto de la colina. Era un monaguillo
dando palos a un charco de agua; pensaban que se trataba de un anciano
pero al acercarse vieron que era mossèn Raimon de Palasete ataviado para
la ocasión y con vara en mano buscando sapos silvestres.
Cuando ambos llegaron a su altura éste les detuvo con malos modos
aseverando que su presencia alejaba a batracios y resto de alimañas
presentes por aquellos aledaños. Les dijo que debian volver al castillo sopena
de denunciarlos al agente forestal destinado por el ayuntapelas del
municipio.
Asi que volvieron con el rebaño entre patas, tal era la intolerancia de
las autoridades. Sub ganó la apuesta de la noche anterior, en cambio
ahora la juguesca acerca si podian llevar el ramat al gran lago asul
tuvo como vencedor a Rummy. El ramat de borregos no pudo ser dirigido a su
destino y alguien tenia que pagar por ello. La ventaja en la apuesta
realizada por Sub era ya insalvable y la vanidad del palaseteño es un
activo a conservar. El desafio llegaria al caer el dia y de nuevo sería
la gran sala de juegos testimonio del desempate entre ambos
contendientes.
Por la noche encontraron en la misma puerta del casino a un individuo
que llevaba colgando un gran cartel en la espalda que ponia:
OSITO PASIVO BUSCA MACHO DOMINANTE-.
|