La botigueta de l'Alex

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Sara Carbonero, Musa Oficial

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martes, julio 03, 2007

Palacete Spaghetti Western VII by Corser Mortimer

La gente se fue posicionando poco a poco, la mayoría en un pésimo estado, pero ávida de sangre. Los servicios de limpieza con Patty y Mo a la cabeza, multiusos como siempre, habían adecentado un poco el aspecto de la ciudad. Todo estaba dispuesto, era un gran día. El Capitán calentaba en la banda, sin forzar, ya que tenia el pie maltrecho por una antigua lesión mal curada, cuya explicación sería larga y no viene al caso. Oscarini hizo el procedimiento habitual de lanzar agua maldita en la arena, esta vez montado en una carroza, ya que no se mantenía de pie. La cosa se le había ido de las manos con el bondage la noche anterior y no le regaban bien las articulaciones inferiores. Eso si, le tuvieron que proporcionar unos mullidos cojines para que recostara sus maltrechas posaderas.

Faltaban escasos minutos para el duelo y el público presente andaba revuelto, expectante. Hacía un sol de justicia y no parecía que el tiempo fuera a variar tanto como en el día anterior. Tanta concentración de gente sudorosa emanaba un hedor bastante desagradable que disgustaba sobremanera a Fórceps, que estaba a punto de mandarlos fumigar a todos, pero quería ganar el torneo para demostrar su manifiesta superioridad sobre el resto de la muchedumbre que tanto despreciaba. El ya sabía que eso era así, pero de vez en cuando le gustaba recordárselo al populacho para alimentar todavía más su ego. Pese a ello andaba algo nervioso, ya que Raimon le habia prometido hacerle un numerito de baile oriental después del duelo que, aseguraba, no olvidaría jamás.

Ya no quedaba apenas tiempo, la cuenta atrás llegaba a su fin. La leve brisa apenas se dejaba notar debido al fuerte calor. Cuando quedaban escasos segundos la gente enmudeció, esperando el desenlace de aquel duelo. Conseguiría el intrépido Sting terminar con el tirano Capitán Fórceps? En el fondo de sus almas deseaban que así fuera, pero no lo podían decir muy alto sino querían que su ira cayera sobre ellos. 10 segundos, solamente. Todo el mundo con el corazón en un puño. Fórceps respiraba profundamente, concentrado, no se terminaba de fiar de aquel desconocido y tenía que estar atento. La tensión reinante se podía cortar con un cuchillo, mientras en el reloj caían los segundos uno tras el otro. 4,3,2. El Capitán se disponía a desenfundar cuando una gran explosión tuvo lugar a escasos metros suyos, ante su asombro y de los allí presentes. Se cubrió la cara. Cuando aun no se había sobrepuesto del susto, otra explosión hizo volar dos tejados de las casa colindantes a la plaza, exterminando a los miembros de la guardia que la escoltaban. La gente empezó a huir asustada entre gritos, estruendosas explosiones que no dejaban de sucederse una tras la otra y mucho humo. La situación se tornó caótica con personas corriendo hacia todos lados. El Capitán no sabía qué hacer. Vio a lo lejos como Oscarini se largaba a toda prisa en su diligencia. Buscó con la mirada a Raimon, pero no estaba sobre el escenario. De hecho, no quedaba nadie ya allí. Acto seguido, y temiendo por su vida, buscó a los miembros de su guardia personal. Fue darse la vuelta y oyó unos disparos que venían de algún punto de la espesa humareda. Los guardias que áun quedaban de pie, iban cayendo como moscas, abatidos por alguien que disparaba oculto entre el humo negro. Temió entonces por su vida y desenfundó. La tensión del momento no le había permitido pensar con claridad. Intentó aserenarse un poco, pero no le sirvió de nada. Estaba rodeado por un espectáculo de humo y fuego y sin nadie que le pudiera prestar una mínima ayuda. “Salid de ahí, putos desgraciados!! Mostraos!!”, dijo. De entre la espesa humareda salieron dos figuras que no acertó en reconocer en un principio, pero cuando estuvieron más cerca, no salió de su asombro. “Pero vosotros no estabais muertos? Os vi caer con mis propios ojos, descendientes de Caín”. Corser y J hicieron aparición ante la incrédula mirada de Fórceps, que tenía la sensación de estar inmerso en una horrible pesadilla. Giró la cabeza y observó con sorpresa que Sting, su rival, no se había movido del sitio en todo el rato. Estaba allí, hipertérrito con los brazos cruzados. Los gritos histéricos del gentío y el caos reinante no le había permitido percatarse de ese detalle. Que coño estaba pasando allí?

Foto de una jaca para subir la audiencia

-Señor Fórceps, volvemos a vernos, le echábamos de menos…dijo Corser

-Malditos golpistas hijos de perra, vive Zapata. Pero como es posible? Os vi morir!!

-Está seguro? Yo diría que no…en todo caso vio caer nuestros cuerpos.

-No puede ser…tendría que habérmelo imaginado. Esbozó una leve sonrisa. –Estabais todos compinchados…

-No subestime jamás el poder del pueblo, dijo J

-Puto chorizo comunista. No te basta con robarme que conspiras contra mí a mis espaldas

En ese momento Sting se acercó hacia Fórceps.

-Que pasa, Capitán, le veo sudoroso. No era usted el que no le tenia miedo a nada ni a nadie? Donde están ahora sus acólitos? Le veo un poco solo y abandonado…

El joven Sting se quitó el pañuelo y el sombrero, descubriendo su rostro y su melena al viento, ante la mirada incrédula de CF.

-Penélope? Tú? Pero…, espetó.

-Claro que soy yo, alimaña infecta. Vas a pagar por lo que hiciste a mi familia y a mi pueblo. No sabes cuanto he esperado este momento…

-A tu pueblo? De que narices hablas?

-Recuerdas PVC Valley?

-PVC…si, me acuerdo, pero fue hace mucho tiempo. Un pueblo infectado por brujas hechiceras y estafadores de medio pelo. Les prendimos fuego a todos mientras practicaban un Aquelarre. La purificación de la especie tiene estas cosas, pequeña. No eran dignos de seguir viviendo

-Deberías haberte asegurado de que los matabas a todos.

-Y que pretendes? Que me arrepienta, meretriz? No seas ingenua!! Se lo merecían y lo sabes!!

-No jeje, claro que no, pero me voy a cobrar esa pequeña deuda.

Penélope golpeó en la rodilla al Capitán, que cayó al suelo. Desenfundó, cargó su revólver y apuntó a Fórceps.

-Hasta nunca

Bang!

-Eh? Pero que…espetó Corser.

Penélope se doblegó levemente. Alguien acababa de dispararle por la espalda y le había herido en el hombro izquierdo. Todos se dieron la vuelta y observaron a Raimon empuñando su característico rifle Winchester Charlton Heston Limited Edition.

-No corráis tanto, queridos.