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Sara Carbonero, Musa Oficial

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domingo, diciembre 10, 2006

El penúltimo fin del mundo, by Sir Joan CG

Señores y señoras, con ustedes, Joan CG:


El penúltimo fin del mundo

Levantó su enorme ojo fucsia chorreando rimmel de la última cuartilla, hizo una estudiada pausa mientras barria lentamente con su mirada escrutadora los expectantes rostros de los allí presentes, jugueteó displicentemente con los foulards de Hermés anudados a sus tres cuellos y, recomponiendo el gesto, la emoticona Pe ax²+bx+c continuó leyendo y masticando sus palabras a través de su boca-trompeta.

“Como enviada de Emotico termino ya mi alocución ante esta ABU dejando constancia de que tampoco ninguna religión ni ninguna Iglesia supo nunca interpretar el signo de los tiempos. Siglos y siglos de poder para nada que no fuese instrumentar su perpetuación mediante una interminable sucesión de dirigentes ineptos, vividores y descreidos para ¡guiar! una humanidad crédula hasta límites que producen verdadero sonrojo.

No hay nada ni nadie, pués, que se salve de la quema. ¡La Humanidad!. Más que una estafa fué un imperdonable y terrible error de cálculo. Y lo vais a pagar todos”. Teatralizando el final de su parlamento ordenó el pliego de cuartillas con suaves golpecitos sobre la mesa de roble alsaciano, apuró de un trago el resto de grappa di petali di rose que quedaba en la copita y dijo, mirando al tendido: “Esto es lo que hay, blogeros mios. O sea, que esta mierda de planeta que teneis se irá a tomar pol culo, y yo que me alegro, mamones. Será un miércoles. Ah, y pasádlo a la ONU y a TV3. Ustedes lo pasen bien y que el bang big les sea leve.” Y Pe etc. fuese pizpireta, con paso rápido y dando saltitos con sus seis peludas patas vestidas con unos bonitos botines Geox hacia la puerta de la sala, por la que desapareció dejando al auditorio helado, alelado, perdido, aturdido, pasmado y ensimismado. Acojonado como si dijésemos, vamos.
Nuestra queridísima Pe, a los ojos del autor del post

Anthony Mus rompió el silencio: “¿Y ahora qué, gañanes? Esto parece que va en serio, y me jode, me jode mucho, pero tengo claro que nos vamos todos a la mierda. For Chips, ¿sugieres hacer algo o pasamos directamente a la tremenda cogorza de Anís del Mono? ¿Quizás droja en el Cola Cao?”


Primer anuncio publicitario en la historia de Palacete History X


Acodado en el alféizar de la ventana de la Sala del Consejo que daba a la calle Diputación, el indómito repolaco For Chips interrumpió su violenta fumada y escupió con una mueca: “¿Sugerir? Nada. Alea jacta est. Eso sí, me cago en la puuuuuta madre y en toda la puuuuuta parentela de estos puuuuutos emoticones de mierda.” Con ansia loca se atizó un vasazo de Don Simón, tragó cinco optalidones y dos chuches rosaditas, y gritó como un poseso: “Caca, culo, Barragán, peyote, prepucio, Rumsfeld, mosquito tigre, la Rahola y mil hostias reconsagradas. Y Sabina.” Inesperadamente, For Chips se arrancó con un sollozo. Fué la señal. Como un mazazo revelador: sí, era el fin. Cuando For Chips solloza algo nuestro se espallofa.


La cata de Don Simón se deja para los mejores especialistas

Pero, por increible que parezca y superado aquel momento de tensión indescriptible, una cosa así como de penalty y expulsión de Puyol en el mismísimo New Camp, aquel foro de la Asociación de Blogeros Unidos no reaccionó como cabía esperar en tan dramática situación. Ni echaron mano de sus móviles para llamar a casa y luego saldar cuentas con ING Direct ni se fueron de putas o putos como correspondía. Pués no, no señor. Con toda la sanfasón, el grupo reaccionó como un solo cuerpo vivo de boxeador sonado, haciendo gala de una extraña calma, cada uno a su bola. ¿Una huida mental ante la acongojante y acojonante realidad, efecto tan bien estudiado y descrito por los argentinos? ¿Una constatación de los nefastos efectos de millones de horas de teclado, con megas por neuronas, mousses por manos y mirada de webcamp? Vete tú a saber. Los humanos son así, y más si son blogeros. Impredecibles.

La Avenida, reconocido filopolaco recién llegado desde la Delegación de la ABU en Madrid trás nocturna travesía a nado del Ebro, comprobaba y se maravillaba, una vez más, de la simple-compleja perfección en la ejecución del Ubuntu que habitaba en las profundidades de su lap top. Georges Accustomed, aquel gurú en temas informáticos de la Cope y viajero infatigable, tenía razón. Sí, aquel jodido paridor convulsivo de posts indescifrables en búsqueda de la felicidad y eternamente insatisfecho de la estética de su blog, sabía de que hablaba.

A su lado, Romaní, aquel celebrado cerebrito gitano agitador cultural en los albores del XXI, de la escuela anarcoracionalista, rumiaba posibles alternativas de salvación mientras incomprensiblemente –en aquellas circunstancias- canturreaba el Himno de la Alegria saboreando una tabla de quesos a cual más asqueroso y putrefacto. Y hablando de rumiar, sentado frente a él y repasando con la mirada cientos de hojas excel plagadas de imposibles ecuaciones y cálculos de multiplicadores aplicados a no se sabía que, Leonardo Rumisolfa, aquel legendario renacentista nacido quinientos y pico de años después de lo que por su creatividad e indolente naturaleza le correspondía, sonreia beatíficamente mientras se rascaba lenta, concienzuda y parsimoniosamente los cojones, ronroneando soñadoramente un rum-rum así como de gepé.

Er Romaní. Aaaaayyy pápa los malacatoooones

Aquella situación de marasmo, aquel espeso horror vacui mental había convertido a aquel grupo de jóvenes y jóvenas –algunos no tanto- desbocados y pendencieros en pánfilos sin esma, en espuma inconsistente y moldeable: en la puta nada. Aquel xino xano al que daban por muerto sin estarlo y que deambulaba por la isla de Mollerusa junto a Elvis, Dean y otros tantos mitos y mitas, les hubiese espetado sin duda desde la pantalla: “do something, coño”.

Aquí y allá, la sala se llenaba de ejemplos de lo absurdo de la condición humana en situaciones como aquella, de liquidación por fin del mundo. El Monstruo de Alcarrás cantaba aquello de “Mourinho maricón, maricón, maricón” mientras Heliodoro GC calculaba una vez más si su plan de pensiones le alcanzaria para zamparse todos los tres estrellas de la U.E. de los veinticinco, el Sub-Faraon de Polonia, en un rincón, imaginaba dulces sucadas de croqueta en los acogedores cuencos de amielado allioli que complacientes huries manresanas, limpias y amantes del orden constitucional le ofrecian abiertas de piernas, y ZaY, heróico, caústico, sardónico y siempre galáctico, se jajageaba de todo Cristo –y nunca mejor dicho- diseñando con el autocad de su PC último modelo la próxima reforma de su Palacio de la Almudaina.

Futuro avatar del autor del Post. Dónde no llega gravatar, llega Palacete


En fin, era el fin. Sí, ¿pero cuándo y exactamente cómo? Pe etc, la peluda emoticona mucho bla, bla, mucho rollo, pero solo había dejado caer como pista lo del Bang Big en un miércoles (¿de Champions?).