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domingo, marzo 16, 2008

LA TRANSMIGRACIÓN DE LAS ALMAS, by David G


En días pasados conversaba con un/a palaceteño/a de pro, y le decía que las etapas de la vida son como si vivieras varias vidas en una y que cuando pasas a una nueva etapa llevas un bagaje que a veces mantienes y otras eliminas, con el paso del tiempo es como si fuera otra vida la que tuviste…en plan transmigración de las almas (http://mb-soft.com/believe/tso/transmig.htm).

Visto que a mi interlocutor le pareció interesante la idea, planteo en este falsete más apropiado de otro tipo de blogs (estaries de acuerdo conmigo que en Can Jota tendría más crédito que en este nuestro vertedero) esa disyuntiva.

¿Cuales son las etapas de la vida? Lo primero que viene a la mente es los períodos temporales asociados a la edad. La niñez (ligada a la escuela), la adolescencia (ligada al instituto), la juventud (en mi caso ligada a la universidad y las primeras etapas laborales), la madurez (pareja estable, casamiento, hijos, etc.), la vejez (jubilación).

Sin embargo, estarán conmigo queridos palaceteños, que hay factores que cambian esa secuencia o la dividen en etapas de menor tiempo pero no por ello menos importantes.

Sobretodo si vienen asociadas a aspectos que son traumáticos, o cuando menos importantes en cuanto a la huella que dejan en nuestra alma. En mi opinión son esos sucesos que no se olvidan los que configuran la “mochila” que vamos cargando de etapa en etapa vital o de vida en vida.

Trato de recordar aspectos de la niñez y si bien recuerdo sucesos aislados, cuantos de ellos forman parte de lo que soy ahora? Me cuesta encontrarlos, aislarlos en el tiempo y derivar mis comportamientos actuales de aquellos sucesos.

Cuando de mi personalidad de niño se mantiene ahora? Puedo intuir algo pero solo intuir y quizá estén más asociados al carácter propio que a la evolución natural (así el que es nervioso de niño lo sigue siendo de mayor, pero puede controlar ese nerviosismo).

De mi adolescencia recuerdo los fijos que tenía algunos principios y la vehemencia con que los defendía, no existiendo grises sino o blanco o negro. En este caso creo que mantengo muchos de ellos, pero también traumas (sobretodo en cuanto a como manejar situaciones o más importante en las relaciones personales). En cuanto a la gama de colores casi todo se ha convertido en gris y con muchos matices, incluso con colores, dejando el blanco o el negro para situaciones muy concretas.

La juventud, divina juventud, con menos incertidumbres pero con las primeras obligaciones de verdad, compromisos, decisiones que empiezan a condicionar tu vida, las “vidas posteriores”. Se comienzan a elegir caminos que no tienen vuelta atrás, que nos dirigen en una dirección que podría haber sido otra y que condicionan claramente la vida nueva que vendrá.

Pero, que cargamos en la mochila en esta época? Los recuerdos de las juergas? Los ligues? El primer amor verdadero (no el adolescente que no entiendes, sino el primero que te desgarra o te eleva a los cielos) y como sales de él condiciona decisiones futuras, cierra puertas, hace que tu vida posterior sea una o otra.

La carrera que eliges si bien es un camino dentro de la autopista de la etapa vital, no pienso que se tan condicionante, pero si el primer trabajo. Se podría concluir que lo que afecta a las responsabilidades es lo que cargamos en la “mochila” y lo demás va quedando como un bonito recuerdo, borroso en algunos casos, embellecido en otros, de lo que se vivió? Pero realmente cuanto de ello forma nuestro ser, nuestra alma?

En esa preciosa época de la juventud hay momentos maravillosos pero que porcentaje son de lo vivido? El 10%? Y cuanto de ello queda dentro de nosotros? Un 2%?

Recuerdo particularmente el cambio de etapa a etapa con una característica común, tratar de mantener contacto con los amigos que pertenecen a la etapa anterior. Compañeros de instituto, inseparables, a los que continúas llamando pero cuya vida es diferente porque nuestros caminos se bifurcaron. Lo mismo con los amigos de la universidad. Cuantos mantenemos? En mi caso tengo la suerte de mantener 2 amigos desde los 4 años, 2 desde el instituto y varios de la carrera.

Podemos seguir y seguir pasando etapas, cada uno verá las anteriores en función de la distancia con la que se encuentre en estos momentos y extraerá sus conclusiones o simplemente se reirá de las mías.

Pero al final que somos ahora? Que fuimos? Que guardamos de eso? Que nos llevaremos a la tumba y quizás a una vida posterior?

Para interesados en este tema recomendar como punto final a este falsete el maravilloso libro (tetralogía) de Philip José Pharmer El Mundo Río (http://es.wikipedia.org/wiki/Mundo_del_R%C3%ADo), donde todo el que muere vuelve a nacer en otro punto del río. Para que ustedes se hagan una idea el autor plantea que Buda en su primera muerte alcanza la iluminación y su unión con el infinito, según parece Jesús necesita (en la novela) varias muertes para conseguirlo.