La botigueta de l'Alex

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Dept. de Comunicación

Que Grande es el Cine, by Elnan

Palaceteños

Sara Carbonero, Musa Oficial

Sara Carbonero, Musa Oficial

miércoles, mayo 30, 2007

PALACETE SPAGHETTI WESTERN, by Corser Morricone


La luz se colaba por las múltiples rendijas de la pared del Burdel. Abrió los ojos lentamente. Se sentía aturdido y desorientado. La botella de whisky vacía que tenia en la mano debía ser la causante de su lamentable estado. Sudado se levantó del catre, hacía un calor de mil demonios en aquellas tierras. Escupió con desprecio los restos de tabaco de mascar que le quedaban en la boca. El hedor nauseabundo que emanaban sus axilas le hizo sentir algo de asco de si mismo en primera instancia, ya que llevaba tres semanas sin darse un triste baño, pero ser un apestoso se había convertido en algo rutinario y le dio igual. Se miró en un pequeño espejo que había enfrente suyo y no pudo retener una pequeña expresión de tristeza al ver el horrible ser en el que se había convertido. Múltiples peleas en bares y los más variopintos tugurios le habían desfigurado la cara, haciéndole perder en una de ellas un ojo, sobre el cual llevaba un negro parche. Solo le quedaban 4 dientes sanos, algunos perdidos por puñetazos de sus rivales en sus habituales reyertas, otros podridos de no lavárselos. Llegó un punto en que no podía ni comer, así que se había puesto algunos de oro, arrancados de alguna de sus víctimas. La roña y la larga barba no contribuían a embellecer lo mas mínimo su rostro. Parado el Sucio era un caza-recompensas de nulo prestigio, aunque alguna pesquisa que otra le permitía ir tirando, aunque no se andaba con chiquitas si no disponía de dinero, y robaba, mataba, violaba o vendía su culo si era de menester. Después de rascarse el paquete durante un buen rato, se atavió con sus harapos y su ridículo sombrero mejicano y se dirigió al Saloon. Después de tropezar torpemente con las escaleras y golpearse con la puerta en el hocico, se plantó en la barra disimulando con cara de duro el dolor que le invadía; aunque no pudo evitar que aflorara una lagrimilla, que se secó con la manga de la camisa, aprovechando a su vez el gesto para limpiarse los mocos. Kim, el barman, le miró con cara de indiferencia mientras secaba un vaso.

-Hombre Parado, usted por aquí –espetó de tarradellas una aflautada voz a su derecha.

Parado se dio la vuelta con dificultad, ya que la joroba le condicionaba los movimientos laterales, y vio un joven, vestido con camisa rosa chicle, chaleco de leopardo, ceñidos pantalones de lycra negra y botas de pelo blanco.

-Vete a tomar por culo, Sub. Dijo, con su amabilidad y simpatía características.



Foto de Parado en su juventud

Subby El Niño era el hijo adoptivo del Sheriff Fórceps. Éste se lo encontró cuando era un bebé revolcándose por el barro y las heces junto a los cerdos de Rummy, el granjero, cuando se disponía a una de sus sesiones de zoofilia, de la que era un adicto confeso. Fórceps Baxter, Sheriff y Gobernador de Palacete City y ex-capitán del 238º de caballería, pagaba generosas cantidades a Rummy para que le dejara hacer toda clase de prácticas sexuales con los animales de su granja. Y digo ex capitán porque fue expulsado del ejército cuando el Mariscal Tro le sorprendió percutiendo con virulencia al cabo Raimon “Ojal de ángel” Van Cleef, mientras su adiestrado caballo le penetraba a él. Después de aquello, y tras pasar por la vicaría, los dos tortolitos se hicieron con el mando de Palacete City (previa liquidación del Sheriff anterior y sus acólitos), gobernándolo con mano de hierro y esclavizando a su pueblo, mientras compartían tórridos atardeceres en las llanuras y los maizales, correteando desnudos y dando rienda suelta a la pasión desenfrenada, como en su juventud en la montaña Brokeback. Huelga decir que cualquiera que se sublevara contra el régimen establecido, era liquidado sin compasión y violado post-mortem ante sus familiares, práctica que habían aprendido de los Arapahoes de las Plumas Doradas, tribu india conocida no precisamente por su virilidad. Joan CG, jefe de la tribu, les instruyó en el arte de la tortura, la meditación trascendental mediante toda clase de drogas, la fotografía para aficionados y los fenómenos que no dudaría en calificar de paranormales, y no digo más.

Soy una tómbola.



Fórceps, con su descendencia porcina