La botigueta de l'Alex

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Que Grande es el Cine, by Elnan

Palaceteños

Sara Carbonero, Musa Oficial

Sara Carbonero, Musa Oficial

lunes, abril 23, 2007

Memento, by Excmo Highness Dr J

J se levantó aturdido y miró alrededor suyo: una habitación de motel, la cama deshecha, su ropa tirada por el suelo. ¿Dónde carajo estaba? Por la ventana se filtraba la luz del mediodía y sólo asomar la cabeza para observar las vistas le dio tal dolor de cabeza que inmediatamente optó por bajar la persiana. Menudo resacón... Aunque, de hecho, no recordaba haber bebido nada la noche anterior. En realidad no recordaba nada de la noche anterior. Nada de nada. Ni de la noche anterior, ni del día anterior, ni de la semana anterior, ni del mes anterior. ¡No recordaba nada! ¡Cagüenlaputa, estaba amnésico perdido! Bueno, que no cunda el pánico... ¿qué dicen los médicos que hay que hacer en estos casos? Toma, claro, mirarse en un espejo. Seguro que si reconoce el careto del reflejo le vienen cosas a la cabeza. Con la mano palpa la pared en busca del interruptor, lo localiza y enciende la luz tenue de la bombilla del techo. Al menos no le provoca los dolores de cabeza de la luz del sol. Otea la habitación escrutando el mobiliario y, en efecto, colgando de la pared de enfrente de la cama hay un espejo medio cubierto de polvo. Arrastra los pies hasta él (jodida jaqueca), se coloca delante del espejo y se queda mirando a un tipo bastante corriente que le devuelve la mirada desde debajo de la capa de polvo. Pasan los segundos y nada. ¿Y éste quién es? En el fondo de su cabeza oye unos versos lejanos que canturrean "hay un tipo dentro del espejo que me mira con cara de conejo"... ¿tendrán algún significado? Un momento, un momento, el torso desnudo de este tío está lleno de inscripciones. Y los brazos. Y los hombros. Y el estómago. Y... y... ¡¡sí, ahí también!! Es como si alguien le hubiera tatuado el cuerpo con un rotulador. ¿Por qué? No lo entiende. Lentamente comienza a leer las inscripciones. En el torso, y escrito del revés, se encuentra con esto:

Tienes memoria de corto alcance, mendrugo. Sólo recuerdas los últimos quince minutos de tu vida, así que espabila


¡Ostia!¡Putada gansa! Claro, ahora lo entiende todo: por eso no recuerda nada, por eso tiene el cuerpo tatuado de mensajes. Seguro que ahí está la clave... ¿Por cuál empezar? A ver, como hay que moverse rápido lo mejor es ir al importante primero. ¿Y cuál era el importante? Si por lo menos había cien entre el pecho y la espalda... Puestos a buscar un sitio importante, J imaginó que el de las partes bajas podría ser el definitivo. Inclina la cabeza, se la estira y lee: "Samantha" y un número de teléfono. Hummmm... parece que no. Sigue explorando su cuerpo y ahí, justo entre el pezón derecho y el sobaco, encuentra tatuado en negrita el siguiente mensaje:
La clave de todo está en el PALACETE

Justo debajo hay una dirección. La memoriza (total, para lo que va a servir), se pone la ropa que hay en el suelo, se adecenta los pelos y sale a la calle. En la recepción hay un tipo con cara de pocos amigos ojeando un períódico.
-Buenas tardes- dice J.
-Hola, amigo. ¿Qué se le ofrece? - a J no le gusta un pelo la cara del sujeto. Parece como si se conocieran pero claro, J no recuerda nada. Y si el tipo lo conoce pero ahora disimula mala señal...
-Oiga, ¿sabe usted dónde para esta dirección? - Y abriéndose la camisa le enseña el sobaco al portero.
-¡Joder, amigo! Lávese antes de enseñarme eso... - a pesar de todo, lee el mensaje.
-Bueno, ¿sabe dónde cae o no? Es que voy justo de tiempo.
-Sí, sí, el Palacete. De hecho, está aquí mismo, un par de calles más abajo.
-Pues voy para allá corriendo.
-¿Le acompaño?
-Er... este... bueno - J no se fía del sujeto, pero toda ayuda es poca. Le deben quedar unos diez minutos de memoria. - Por cierto, ¿cómo se llama?
-Tengo muchos nombres, pero usted puede llamarme Paradox - le espetó el portero.
-Bueno, vale... - ¿Paradox? ¿Eso es un nombre?
-¿Y usted? ¿cómo se llama?
-No me acuerdo - total, seguro que ya lo sabía... - ¿Vamos o no?
-Un segundo, que cierro.

Paradox echa el cerrojo a la portería y juntos deambulan hacia el palacete. A paso rápido enfilan por una callejuela sin dirigirse la palabra, J mirando de reojo a Paradox y éste silbando alegremente como si fuera de paseo por el campo. El cielo tiene una tonalidad gris oscura, señal de que empezaría a llover de un momento a otro, pero a pesar de la insistencia de J el condenado de Paradox se resiste a ir más deprisa. Es más, en plan provocador le propone meterse un segundito en un bar para tomar un trago rápido, para desesperación de J, que comprueba que le quedan sólo unos siete minutos de memoria. Haciendo oídos sordos a las protestas de su acompañante, Paradox abre la puerta de un tugurio de mala muerte pegando un puntapié y con pose chulesca saluda a la camarera:

-Hola, Pene, ¿qué hay?
-¿Lo de siempre?
-Sí, y otro para mi amigo.

La camarera mira de arriba abajo a J y saluda con un gesto de la cabeza.

-¿Qué hace él aquí? -pregunta sin disimulo-. ¿No habíamos quedado en que ya no le íbamos a involucrar en esto?
-Hombre, mujer, no seas así... dice que quiere visitar el Palacete.

Ambos se echan a reír, y entonces J comprende que estos dos no son de fiar. Efectivamente, lo conocían de antes y por lo que parece les gusta tomarle el pelo. Rápidamente sale a la calle y para al primer transeúnte que localiza.

-Perdone que le moleste: ¿tiene usted un bolígrafo?
-Sí, claro -responde el tipo. Se trata de alguien con pinta de inteligente, aunque a J tampoco le gusta demasiado la forma en que lo mira. Se estaría volviendo paranoico, pero daba la impresión de que aquí todo el mundo había visto su jeta con anterioridad. Sea como fuere, le extiende un pequeño rotulador azul. J saca el tapón y apunta apresuradamente en el dorso de su mano: "no te fíes de la camarera y el portero del hotel". Cuando concluye le devuelve el rotulador al tipo, y le pregunta:
-Oiga, ¿usted sabe dónde cae el famoso Palacete?
-Toma, claro. Precisamente voy para allá. He quedado con un amigo.
-¿Podríamos ir deprisa? - J está empezando a sudar. Cinco minutos, o menos.
-Sí, sí, acompáñeme. Por cierto, me llamo Raimon.
-Encantado, yo me llamo... bueno, da igual.

Doblan por una esquina, cruzan un par de travesías y, al pasar una pequeña plazoleta, divisan a poca distancia las puertas del famoso Palacete, una construcción barroca que se erige en la distancia sobre una colina, imponente y majestuoso, desafiando a la tempestad que se acercaba y con una gran bandera roja ondeando desde la torre más alta.

Unos pasos más y se detienen ante el magnificente portal de hierro. Desde ahí parte un sendero que les conduce a la entrada del palacio, pero al lado de la puerta metálica hay una garita con un tipo en el exterior barrándoles el paso con una bayoneta. Curiosa estampa la de este individuo, ataviado con un traje gris de militar y un pasamontañas negro en el rostro.

-Hola, Rai.
-Hola, Sub.
-Veo que traemos compañía, ¿eh? - A J le parece que el sujeto se ríe por debajo del pasamontañas.
-Sí, me he topado con él a dos calles de aquí. ¿Ha llegado el Autómata?
-Acaba de llegar hace diez minutos. El Capi está cabreado... se va a liar una gorda. Y si encima tú traes aquí al amigo ya no te cuento.
-Soy un provocador, ya me conoces.- responde con una mueca irónica el que responde por Rai.

¿Amigo? J no sabe de qué hablan pero la cosa no le gusta nada. Aquí todo el mundo tiene pinta de conspirar contra él y ya no sabe qué hacer. Mira a uno y a otro y, justo cuando se dispone a decir algo, ruge un trueno desde encima de sus cabezas. Un gotarrón le cae sobre el rostro y, con resignación, comprende que ya no le dará tiempo a averiguar mucho más.

-Oye, J... ¿entramos? - pregunta Rai.

J se lo queda mirando. Parece desconcertado, como sin saber qué decir. Parpadea un par de veces, entorna la cabeza y dice:

-Perdone, señor... ¿le conozco a usted de algo?



PD de Subcomm: Sirva este postazo de su alteza J para reiniciar la historia de Palacete. A partir de ahora, y en la medida de lo posible, intentaremos mantener un hilo argumental más o menos definido, vive el Cor de la Ciutat. Y el cominsun será secreto.
Moltes gràcies per l'atenció i andaban am el purugrama!