La botigueta de l'Alex

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Palaceteños

Sara Carbonero, Musa Oficial

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domingo, marzo 18, 2007

Tarde de jueves, by Doctor BE


Los jueves, como no, se come paella en Palacete. Con mucho azafrán y poca cigala, pero paella al fin y al cabo. (Aunque algunos crean que es arroz a banda y arramblen con todo, engullendo las gambas sin pelar y los mejillones, almejas y moluscos bivalvos varios con concha y todo. Si es que ven una concha y se pierden...)



Pe, inventora de la Paellador. Quién sino...


Luego por la tarde, después del carajillo, hay clases de seguridad vial y conducción. Asisten a ellas lógicamente Penélope, Morgana y Patty, y Mono cuando sus obligaciones de anfitriona se lo permiten. Bien o mal, todas conducen: Pe el autocar de los niños; Mo su escoba Nimbus 2000 Potter Edition; Patty un Ford Jalapeño abandonado en medio del campo por Kissinger tras su rocambolesca huida del país; y Mono un VW Golf Acordeón convenientemente tuneado y repetidamente puesto a prueba por su marido a fuerza de espachurrarlo contra los obstáculos más diversos.

Como nadie en el Palacete tiene autoridad moral para enseñar a conducir, y siendo Fórceps un entusiasta seguidor de las teorías de externalización, las clases se han subcontratado a un mozalbete que al terminar hace horas extras en los aposentos de las damas. Así pues, una vez apurado el chupito de orujo y dada una última calada al Rosli se dirigen todas al cuarto de juegos del sátrapa, un cuchitril maloliente con el espacio justo para alojar una Play, un cenicero y media docena de latas de cerveza; en el dintel de la puerta hay un cartel burdamente pintado que reza "Woman at the wheel, is constant peril". Allí se hacinan ellas cada jueves, con sus mejores trapitos y pintadas como indios Sioux para impresionar al imberbe semental, perdón, profesor. Cada una con su joystick: nada de gamepad, un joystick largo y grueso que manosean con fruición durante las dos horas que dura la partida de GTA San Andreas.



El joystick resulta básico en las simulaciones.


No hay apuntes ni lecciones magistrales susceptibles de darles dolor de cabeza; tampoco se les puede pedir que sigan mínimamente el hilo del juego; simplemente atropellar y atropellar mientras el profesor les mira el escote. De vez en cuando hacen una pausa y el profesor aprovecha para recordarles las reglas básicas a seguir para ser un típico conductor medio: acelerar al ver el semáforo cambiar a ámbar; no poner nunca los intermitentes al ir a cambiar de carril o girar; aparcar indiscriminadamente en pasos de cebra; saltarse los "ceda el paso"; hacer sonar el cláxon a la mínima oportunidad; hablar por el móvil mientras conducen; y por encima de todo ocupar el carril central de la autopista sin abandonarlo jamás. Ellas disfrutan aprendiendo (poco) mientras juegan; el profesor se gana unos eurillos para tabaco; y Fórceps se lo desgrava en su declaración.



El curso pone especial hincapié en enseñar
a las féminas a orientarse con las señales



Los últimos jueves de mes las clases son prácticas: escogen el coche que tenga más gasolina y, turnándose al volante, salen a dar vueltas por las calles de los alrededores del Palacete. Avisados quedáis.