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Sara Carbonero, Musa Oficial

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domingo, marzo 11, 2007

Mazurca para dos sátrapas, by Camilo José RichiWichi

Raimon frunció el ceño.

Las puertas del Palacete estaban extrañamente abiertas, así que no le resultó difícil adentrarse con su carrito de golf. En su camino, observó a los guardas Parado y Rumoròleg jugándose una vez más su escaso jornal al póker. Sí, una vez más, las habituales trampas del tahúr más pérfido del hemisferio harían que la sra. Parado hubiera de exprimir aún más su calcetín a fin de darle sabor al caldo familiar.

Extrañamente, pudo proseguir sin mayor obstáculo por las dependencias del Palacete. En los jardines, 10 compartía juerga con Subcomandante y con Thiago Motta, eructando sonoramente y bebiéndose hasta el agua de los floreros. En ese momento, Raimon recordó los vaticinios del oráculo de Bañeres, cuando predijo que 10 seguiría la estela de los más grandes dieces de la historia del balompié.

“Ciertamente, ya sólo le falta hacer anuncios hablando de impotencia sexual”- pensó para sus adentros.

Las dudas se tornaron preocupación cuando en las inmediaciones de la zona reservada sólo se encontraban Penélope, Patty y Morgana, y además distraídas bailando con los grandes éxitos de Fangoria…

“No sé que me das, que me hace volar…”

Pe, Mo y Pa: las Supremas de Palacete

Finalmente, suspiró aliviado al llegar a la sala real. El emperador estaba sentado en su trono.No se hallaba en cambio su mujer ni su cartera, lo que rápidamente hizo pensar que en ese momento sus tarjetas de crédito estaban siendo violentamente percutidas en las Galerías Antonimus.

- Oh, Capitán, que fantástica idea fue arrasar con Francia para destinarla por fin a algo útil. ¡Qué fantástico campo de golf! ¡No te lo acabas ni en una semana!

Fórceps frunció el ceño.


Fórceps, frunciendo el ceño tal como le indican sus patrocinadores

- Capitán, ¿te pasa algo?

- Oh, Raimon – al fin exclamó-. Creo que solo tú me inspira en estos momentos algo de confianza. Mi imperio está lleno de pusilánimes parásitos descocados incapaces de adivinar el peligro que corre nuestra forma de vida.

-¿Y bien…?

Fórceps arrojó un telegrama urgente enviado por la TIA. En él se informaba que en la Cámara de criogenización se habían recibido órdenes de proceder a descongelar un bacalao islandés, doce kilos de cigalas… y a Santiago Bernabéu.

Raimon frunció el ceño.

- Cielos, la señal. El carlismo se mueve.

- Cierto, han pasado los años y sigo sin descendencia. Algo traman, para sacarme de en medio y reclamar el trono. Ya están preparando su nuevo gobierno en la sombra. Y si viene, olvidaros de las fiestas perpetuas, las bebidas espirituosas, las sustancias psicotrópicas…

Raimon empezó a preocuparse muy seriamente. Estaba acostumbrado a sus anglicismos, pero Fórceps no solía hablar como si redactara un artículo de Luís María Anson.

- Pero hay algo que nunca me has querido contar. ¿Contra quién o qué nos enfrentamos?

Aquella pregunta retrotrajo al Capitán a quince años antes, cuando inquirió al Mariscal en idénticos términos.

El Mariscal frunció el ceño.

- Fue una trampa, una emboscada, una insidia, una conspiración, un ultraje, que ni lo de Pedro J lo supera, oiga. Aunque por lo menos, me lo pasé bien.

- No te despistes –interrumpió Fórceps.

- Ah, sí. Bueno, me drogaron, me envenenaron, me narcotizaron, me intoxicaron… En fin, me echaron droja en el Cola Cao. Y sucumbí a los encantos de… de…

- ¿¡¡¡De quién, sátrapa comeniños!!!?

Fórceps había agarrado violentamente de las solapas al Mariscal, hasta elevarlo varios centímetros del suelo. Tras esa reacción, el Mariscal bajó la cabeza, y musitó de forma casi vergonzosa la dolorosa confesión.

- La madre es... Juanito Navarro.
- ¿¿¿¡¡¡Quéeeer!!!??? ¿¿¿¡¡¡Cómor!!!???


Imagen de un joven Mariscal. Ahora sabemos
por qué se le veía tan contento...

- Sí, hijo mío y, a pesar de ello, amado. Antes de Schwarzenegger, él fue el primer hombre embarazado. Y lo fue por mí. Ya sabes, era un semental que podía fecundar cualquier bicho viviente. Y aún hoy…

- Y el hijo…

- En cuanto al hijo… a tu hermano… busca en el Palmar de Troya.

En ese momento, Raimon quedó más blanco que el padre de Iniesta. Ni en sus peores pesadillas podía imaginar que el hermano secreto de Fórceps, el líder del carlismo en tierras del Palacete, aquel que por linaje podía reclamar el trono del Palacete en caso de que algo le aconteciera al monarca vigente era precisamente él. Su Santidad Botarate VII, sumo pontífice de la Iglesia Palmariana, y Jefe de Estado de la República de Cartagena.

Raimon frunció el ceño.

Pero rápidamente, recordó algo.

- Y la maleta, ¿está a salvo?

En efecto… Fórceps frunció el ceño.